Vinicio Aquino sigue en un limbo profundo

Aunque cueste creerlo, el destacado abogado y político Vinicio Aquino aún permanece fuera del tren gubernamental. En los últimos meses han circulado rumores insistentes de que fue nombrado, de que “le están dando lo suyo”, como suele decirse en nuestro argot popular. Pero la realidad es más sencilla y más cruda que cualquier conjetura.
Este miércoles decidí buscar respuestas de primera mano y visité su hogar. No anduve con rodeos. Le pregunté directamente:
Vinicio, ¿ya te nombraron?
Él, con la serenidad que lo caracteriza, me miró, sacó su cédula, me la extendió y me dijo:
Tenga, búsqueme usted mismo en la nómina pública. Ahí encontrará la respuesta.
Tomé el documento, ingresé a la página de la Contraloría General, introduje el número… y, efectivamente, Vinicio Aquino no aparece. No tiene ningún cargo en el Estado.
Este acto, sencillo pero poderoso, desmonta las versiones que circulan en algunos corillos políticos y digitales. No está nombrado. No le han “resuelto”. No está cobrando sin trabajar.
Mientras muchos se aferran al poder, otros hacen lo imposible por entrar personas que no se lo merecen, él se mantiene al margen, como si estuviera en un limbo político profundo. No porque no tenga méritos, trayectoria o conexiones. Sino porque, a veces, el sistema político funciona con una lógica que desafía la razón y la justicia.
Vinicio me explicó que gracias a Dios no le ha hecho falta el Estado para sobrevivir. Vive de su ejercicio como abogado, y de ahí sostiene no solo a su familia, sino también a muchas personas que todavía acuden a él con la esperanza de una mano amiga.
Su caso nos invita a reflexionar sobre cómo en algunos casos se administra el poder, a quién se premia y por qué. ¿Se trata de lealtad? ¿De compromiso real? ¿O simplemente de estar en el lugar y el momento exacto con la cuota política correcta?
Mientras tanto, Vinicio sigue en pausa. Observando. Viviendo. Trabajando. Tal vez no desde una posición pública, pero sí con la dignidad intacta. Y en estos tiempos, eso también es una forma de resistencia.
Por: Mariano Jazmín «La Pluma de Oro»
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