Por: Zoraida -zory- Soriano

Un Judas y un lambon desempeñan lo mismo. El fin es que no son de nadie,más que de ellos mismos. Y decirlo así parece una tautología, pero es bueno aclararlo porque el único que no se siente Judas y lambon son ellos mismos,no reconocen su status.

Se conoce traidor perdido para siempre en la alternativa de sus mentiras y en términos de Santo Domingo-Republica Dominicana un Judas es el tipico lambon politico dominicano que salta del barco si ve que la situación no le beneficio.

Los lambones son por naturaleza y su conducta se hace notar inmediatamente que ven algun beneficio que puedan obtener y tienen sus objetivos claramente definido, tienen un arte tanto para mentir y envolver que se creen ellos mismo superior, son la «última Coca Cola del desierto».

El Judas de nuestros días traiciona por haber llevado la sumisión hasta el extremo, y ser un lambón de oficio que pone sus bienes por encima de la lealtad. El Judas bíblico se bambolea en la soga del ahorcado. El Judas de hoy simplemente desempeñas el cargo de guaremate,sin otro rol que no sea el de chupar medias. Alabar,alabar,alabar a los demás SIN SENTIRLO de verdad.

El lambón dedica su tiempo a proyectar una imagen engañosa que intenta tapar sus pobres ejecuciones reales. Pretende ser un gurú a la hora de mercadear político. Lo cierto es que casi nunca tiene aciertos sustentables en el tiempo, sobre todo porque no hace equipo y cree no necesitar a nadie. A Nadie.

El escenario más deprimente es del tipico lambon político dominicano que basa sus movimientos en las sugerencias de engaños y mentiras. Es un error en el que incurren los inexpertos en la materia. No quiera usted saber la lucha de poder que se desata cuando hay muchos lambones en torno a un político.

Son trapos que se lavan en casa y casi nadie de fuera se da cuenta. El Judas o lambon no tiene códigos ni valor.

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