No es ni de lejos el mejor narrador de béisbol local

No puede ser el mejor narrador deportivo criollo de todos los tiempos porque ni siquiera es el mejor relator de la actualidad en la Liga Dominicana de Béisbol.

Y es que Franklin Mirabal no es en realidad un narrador de béisbol. El mismo se define como un “animador”, y específicamente del equipo para el que trabaja, los Tigres del Licey.

Alvaro Arvelo, de capacidad indiscutible en el campo de la comunicación, y en particular en la crónica deportiva, parece que se dejó llevar solo de su aprecio por Mirabal para catalogarlo como “el mejor de todos los tiempos”.

Son muchas los exponentes trascendentes, extranjeros y dominicanos, que se colocan en sitiales destacados como narradores y comentaristas deportivos en las transmisiones locales y de las Grandes Ligas.

Podemos decir que influenciados por los grandiosos Buck Cannel y Felo Ramírez, argentino-estadounidense y cubano, respectivamente, aquí surgieron grandes narradores, tales como Billy Berroa, Lillín Díaz, Félix Acosta Núñez y Fidencio Garrís.

El también internacional, radicado aquí, Rafael Rubí; otros excelentes narradores de otrora, como Papy Pimentel y Ramón de Luna y todavía en plena vigencia, como Guelo Tueni, José Bejarán, Juan Báez y Mendy López.

Profesionales más jóvenes, pero que brillan sobre la base de la calidad, al describir con elegancia y destreza las acciones en el campo de juego, como Kevin Cabral, Osvaldo Rodríguez Suncar y Melvin José Bejarán.

Tomás Troncoso, cuando estaba activo, se desempeñaba en radio como comentarista, pero en televisión podía realizar con igual pericia el rol de narrador.

Roosevelt Comarazami es completo también, y abarca igualmente una amplia gama de deportes.

Ciertamente, en televisión los juegos no se narran, como sí en la radio, sino que los conductores comentan y complementan lo que los espectadores observan en pantalla.

Pero en este país, se ha impuesto el estilo de narrarlos casi igual que en la radio, para justificar las intervenciones intercaladas del locutor comercial

El mismo narrador, y hasta el comentarista, en las transmisiones de la pelota dominicana, deben realizar constantes menciones comerciales.

Pero de vuelta con lo de Franklin Mirabal, despliega el estilo de narración deportiva más monótono, reiterativo y cansón que se genera en el país porque su vocabulario, bagaje, capacidad descriptiva e ilación narrativa son limitados en extremo.

Demuestra escaso dominio técnico del juego, por lo que sus interacciones con uno de los más reputados cronistas y ejecutivos de operaciones de béisbol, Carlos José Lugo, comentarista de la Cadena del Licey, no son muy fluidas que digamos.

Muy diferente a lo que acontece en las cadenas del mismo Licey, para radio, y en general en las de Aguilas y Escogido, que tienen narradores y comentaristas de gran capacidad analítica y agilidad para interpretar las jugadas y situaciones.

Pero es que tampoco en el mero rol de locutor Mirabal sobresales como uno de los mejores en el aspecto de relator deportivo.

No logra transmitir ese ritmo que se siente en los juegos narrados por Ernesto Jerez, dominicano que trabaja para ESPN, por Rodríguez Suncar, Juan Báez, Santana Martínez, Radhamés González, Ernesto Encarnación, Tueni, los Bejarán y Comarazami.

Muy destacado y creativo también, Ricky Noboa.

Y está bien que Mirabal se apoye en frases con las que procura establecerse en el gusto de la audiencia, pero es demasiado repetitivo y provoca tedio de tanto repetirlas.

Si a Franklin Mirabal le quitan el “Señores, señores”, “Hay un tigre en primera” y “El país entero está paralizado con esta transmisión”, se quedaría sin decir nada adicional a la descripción rutinaria de las jugadas.

Considero, sin ánimo de polemizar, que el trabajo de narrar partidos requiere de talentos y preparación con los que Mirabal no cuenta en estos tiempos.

Opinión Por Johnny Arendel lunes 29 de enero, 2018

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